En Paraguay, al igual que en muchos otros países del mundo, estallar artefactos de pirotecnia antes o durante las 00:00 en Navidad y Año Nuevo es toda una tradición. Sin embargo, dicha práctica registra cada año, un importante número de heridos, mutilados y hasta fallecidos.
Con el lema “Estas fiestas celebremos con tradición, paz y amor, sin bombas ni dolor”, fue presentada la campaña que realiza el Ministerio de Salud junto con el Hospital del Trauma, la cual busca concienciar a la sociedad sobre la peligrosidad en el uso de piroctecnia, que es muy común en esta época del año.
El Dr. Jesús Marín, jefe del Servicio de Mano, Microcirugía y Cirugía Plástica del Hospital de Trauma, mencionó incluso el muy elevado costo que puede acarrear un solo herido, víctima de explotación de petardos.
Entre G. 400 y 500 millones en gastos
“Una persona que tiene su seguro privado, toma cerveza importada de unos G. 15.000, compra explosivos que son caros, está con un pedo (borracho), se revienta la mano, no va ir a su seguro porque no le va a cubrir por estar con un pedo de la gran siete”, empezó explicando en contacto con NPY.
Seguidamente, agregó que, quienes cuentan con dicho seguro, en caso de un accidente por irresponsabilidad, no se acerca a su seguro. “No va ir a su seguro, va ir donde es gratis, o sea, en el Hospital del Trauma. Con un tratamiento de cuatro o seis meses le va alcanzar entre G. 400 o 500 millones, hasta su reinserción en la sociedad”.
Además, la persona herida “no va a tener solo una cirugía, la primera es para salvar su vida, la segunda para salvar el miembro y si es criatura, va a terapia intensiva que tiene un costo de G. 15 o 20 millones al día, y todo eso pagamos nosotros (el pueblo)”.
DIMABEL también pide estar alertas
Precisamente, en relación a la explosión de petardos, el General Melano Servín, titular de la Dirección de Material Bélico (Dimabel), habló también de la peligrosidad de realizar disparos con arma de fuego y la bala perdida.
“La mala utilización de las armas de fuego puede causar daños irreparables. Toda arma que se dispara constituye, como mínimo, un factor de riesgo que está penado en nuestra legislación, con una pena privativa de hasta cinco años”, comentó.
“No va a tener solo una cirugía, la primera es para salvar su vida, la segunda para salvar el miembro y si es criatura, va a terapia intensiva que tiene un costo de G. 15 o 20 millones al día”
“Como mínimo, aquellos artefactos más pequeños que tenemos en el mercado, producen quemaduras y según el tamaño hasta producen mutilaciones. Alertar también, especialmente a los padres, que los niños no manipulen en forma solitaria estos productos”, siguió.
Lo recomendable en cuanto al uso de artefactos pirotécnico, es hacerlo en lugares abiertos, donde no haya aglomeración de personas, no hayan mascotas, y evitar además hacerlo ante la presencia de personas con enfermedades, o con trastornos como el autismo.
Los estruendos y sus terribles consecuencias personas con TEA
Kathia González, fonoaudióloga y de Ezequiel y Agustina de 11 años, con TEA (Trastorno del Espectro Autista), habló del tremendo sufrimiento por el que atraviesan, tanto niños como adultos con TEA, la explosión de petardos.
“Las personas con autismo suelen tener una mayor sensibilidad a los estímulos sensoriales, como los sonidos. Los estruendos fuertes y repentinos de la pirotecnia pueden generarles angustia, miedo, irritabilidad y, en algunos casos, crisis sensoriales o autolesiones. Además, la pirotecnia puede alterar sus patrones de sueño y dificultar su concentración”, aseguró.
Crisis que pueden durar hasta varios días
A su vez, ese impacto varía de una persona con autismo a otra, algunos son más sensibles que otros, a los ruidos fuertes. Sin embargo, todas las personas con dicho trastorno pueden verse afectadas en mayor o menor medida.
“He sido testigo de cómo los estruendos fuertes provocan a los niños una gran angustia. Se tapan los oídos, lloran desconsoladamente y se agitan mucho. En ocasiones, estas situaciones han desencadenado crisis que pueden durar varias horas”, sentenció.