04 may. 2025

Protección emocional desde la infancia: una inversión en el futuro

La salud mental de niños y adolescentes es un factor crucial para su desarrollo integral y su bienestar en la adultez.

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La doctora Nélida Minck, psiquiatra especializada en infantojuvenil y miembro de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, resalta que cuidar la salud mental de este grupo etario es invertir en el futuro. “Los niños y adolescentes son los adultos del mañana”, subraya Minck, enfatizando que la promoción de su bienestar emocional y psicológico tendrá un impacto positivo en su vida adulta.

Un entorno de apoyo, un estilo de vida saludable y el acceso a un adecuado cuidado emocional son esenciales para asegurar que estos jóvenes puedan desarrollar su máximo potencial. La doctora Minck señala que una infancia y adolescencia saludable favorece la formación de adultos con mayor capacidad de aprendizaje y un mejor desempeño en todas las áreas de su vida, desde lo académico hasta lo profesional. “Si apostamos por mejorar su calidad de vida ahora, en el futuro veremos adultos más saludables y felices”, destaca la especialista.

Trastornos comunes y su impacto

Entre los problemas de salud mental más frecuentes en esta etapa se encuentran los trastornos del neurodesarrollo, como el déficit de atención y el trastorno del espectro autista, además de afecciones relacionadas con el estado de ánimo y la ansiedad. “Estos trastornos pueden afectar de manera significativa la calidad de vida y el desarrollo de habilidades académicas y socioemocionales de los niños y adolescentes”, explica Minck.

El impacto de estas condiciones puede traducirse en dificultades en el aprendizaje y en las relaciones sociales, lo que refuerza la necesidad de una intervención temprana. “Es clave abordar estos problemas de manera integral para mejorar la vida no solo de los menores, sino también de sus familias”, añade.

Causas y prevención

Según la doctora Minck, los trastornos mentales tienen un origen multifactorial, con componentes tanto genéticos como ambientales. Si bien algunos factores no se pueden modificar, sí es posible prevenir ciertos problemas mediante la promoción de hábitos saludables. “La alimentación adecuada, un buen descanso y el manejo del estrés son aspectos fundamentales en la prevención de trastornos mentales”, señala la experta.

En este sentido, uno de los factores más críticos es el sueño. “Hoy en día, muchos niños y adolescentes no descansan lo suficiente debido a sus actividades diarias y al uso excesivo de dispositivos electrónicos”, comenta Minck, recomendando evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir.

Estilos de vida saludables y apoyo emocional

La doctora Minck insiste en la importancia de que los adultos estén presentes en la vida de los niños y adolescentes, ofreciéndoles un entorno seguro donde puedan expresarse sin temor a ser juzgados. “Escuchar, acompañar y dialogar son pilares para un desarrollo emocional saludable”, asegura.

Si bien es fundamental fomentar estilos de vida saludables, la especialista resalta la importancia de acudir a un profesional de la salud mental cuando se presentan síntomas de ansiedad, depresión u otros trastornos. “Consultar a un psiquiatra o psicólogo no debe ser visto como un signo de debilidad”, dice Minck, desmitificando la idea de que acudir a estos profesionales implica estar “loco”.

Prevención del suicidio: el diálogo como herramienta de salvación

En el marco del mes de la prevención del suicidio, la doctora Minck subraya que hablar sobre este tema puede salvar vidas. “El miedo a hablar del suicidio es contraproducente. Discutir el tema no genera la idea de suicidio, sino que permite a la persona expresar sus emociones y buscar ayuda”, explica.

La psiquiatra hace un llamado a la sociedad a prestar atención a las señales de alerta y brindar apoyo a quienes lo necesiten. “Es fundamental escuchar sin juzgar y acompañar a las personas que atraviesan momentos difíciles, animándolas a buscar ayuda profesional y a seguir el tratamiento recomendado”, concluye.

En caso de detectar señales de alarma, como la aparición de pensamientos suicidas, es esencial acudir a un especialista que pueda orientar y ofrecer el tratamiento adecuado. El apoyo emocional y el acompañamiento familiar son clave para superar estas situaciones.