27 sept. 2024

Padres de niños oncológicos: “Mantenerse con la fe de que tu hijo va a sanar”

El cuidado de un menor que es paciente oncológico, es algo sumamente sensible, especialmente desde el lado psicológico para el cual, los padres deben de estar sumamente preparados. Una profesional psicooncóloga, mencionó la forma en que se puede lograr esa importante contención.

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Desde hace días, padres de pacientes oncológicos pediátricos, vienen reclamando que en el Instituto de Previsión Social (IPS) no cuenta con los medicamentos necesarios para que los pequeños puedan continuar con sus tratamientos.

Y, en medio de la lucha diaria que libran los padres de estos pequeños guerreros, se encuentra la contención psicológica, que es sumamente importante para seguir adelante a pesar de las adversidades.

Alicia Vadora, psicooncológa que se desempeña en el INCAN (Instituto Nacional del Cáncer), se refirió al impacto del cáncer en la mente de un niño. “El cáncer en la vida del niño, por los síntomas físicos y su tratamiento, puede generar graves consecuencias sociales y emocionales, un posible deterioro académico, baja autoestima y en algunos casos incluso depresión”, explicó.

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Además, agregó que en algunos casos, incluso puede convertirse en un trauma. “Es una experiencia a veces traumática a corto o largo plazo, con rasgos como el dolor y algunos efectos secundarios visibles, cómo la caída del pelo, aumento o pérdida de peso, entre otros”.

Una evaluación temprana
La misma, aseguró que iniciar trabajos tempranos con un profesional psiconcólogo será siempre de mucha ayuda, tanto para el paciente como para sus padres.

“Una evaluación e intervención temprana ayuda a minimizar el impacto negativo en el niño y su familia. La mayoría de los niños se adaptan bien al diagnóstico y tratamiento, por ello, será importante que el profesional se maneje con naturalidad, sin dramatismo y transmitiendo actitud positiva, sobre todo en los momentos que el paciente está más débil o desanimado”, añadió.

“Una evaluación e intervención temprana ayuda a minimizar el impacto negativo en el niño y su familia”
Alicia Vadora, psicooncóloga

La familia entera se enferma
Por su parte, María Chamorro, de la Asociación Mita’i Paraguay, formada desde hace 20 años por padres que tienen o tuvieron niños oncológicos y que son tratados en el Hospital Acosta Ñu, habló desde su experiencia como madre de una adolescente de 14 años a quien el cáncer se llevó.

“Una vez que un niño es diagnosticado con cáncer, la familia entera se enferma. Me tocó con mi hija adolescente de 14 años, y los afecta de una manera tremenda. Primero vienen la frustración y el miedo”, empezó comentando la mujer que trabaja como voluntaria para la asociación que se enfoca en ayudar a padres y pacientes.

La misma, mencionó además que con el inicio de los tratamientos y todo lo que ello implica, “es todo un tema social. La familia se disgrega, papá tiene que seguir trabajando, los hermanitos quedan con los abuelos o vecinos, y en el corazón de una mamá se cae el mundo cuando te dicen que tu hijo tiene cáncer”.

Día a día contra la muerte
La entrevistada, continuó diciendo que la lucha se torna a veces tranquila, y otras veces, preocupante. “Es una experiencia día a día contra la muerte, las quimios son dolorosas en todo sentido y ves a tu hijo auto consumirse, pero tenés que estar ahí firme. Al niño con cáncer es muy difícil sacarle una sonrisa, entonces, uno tiene que procurar y estimularlo”.

“Al niño con cáncer es muy difícil sacarle una sonrisa, entonces, uno tiene que procurar y estimularlo”
María Chamorro, Asociación Mita’i Paraguay

Aprovechó además, para dejar algunas recomendaciones a padres que recién están iniciando esta batalla. “Deben saber que hoy día el cáncer ya no es sinónimo de muerte, hay quienes se recuperan y se convierten en grandes profesionales. Que tengan fe en Dios, porque él tiene la última palabra, y por más que uno tenga un diagnóstico, mantenerse con la fe de que tu hijo se va a sanar”.

En Paraguay, 350 casos nuevos de cáncer infantil se registran por año y son tratados en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, Hospital Nacional del Cáncer, el Instituto de Previsión Social y la Universidad Nacional Facultad de Ciencias Médicas.