26 abr. 2025

“Me pasó la mano, fue un apretón muy suavecito y muy dulce”: Macarena Ruiz, hija de Koki Ruiz

Hace casi 10 años, el Papa Francisco visitó Paraguay, y uno de los trabajos más aplaudidos por el Santo Padre fue el Retablo hecho por Koki Ruiz. Tanto Koki como Bergoglio, ya partieron al más allá, pero Macarena, una de las hijas del recordado artista paraguayo, rememoró los momentos en que estuvo cerca del Papa.

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Foto: René González

Esta mañana, en Roma se llevó a cabo el funeral del Papa Francisco ante casi 80.000 personas, incluyendo líderes mundiales y feligreses, quienes le dieron el último adiós al “Papa de los Pobres”, siendo el evento que acaparó el mundo entero, por tratarse de una de las figuras más queridas de los últimos 10 años.

En Paraguay, en fecha 10 de julio de 2015, el primer Papa latinoamericano pisó suelo guaraní y su estadía se extendió hasta el 12, dejando fuertes mensajes: como sus referencias a la mujer paraguaya y su valentía, y el pedido a los jóvenes de “hagan lío”.

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Pero, uno de los momentos cumbres de la visita de Francisco a Paraguay, fue la multitudinaria misa que ofreció en Ñu Guasu, y que tuvo como escenario principal el “Retablo de la Fe”, creada por el artista ya fallecido, Koki Ruiz. El nombre de Koki empezó a ganar importancia a partir de su increíble labor, y una de sus hijas, Macarena, en contacto con este medio recordó su experiencia con el Papa en aquellos días.

“Fue impactante”
“El primer recuerdo que se me viene a la mente es cuando el Papa bajó del avión, estuvimos con papá en el aeropuerto pero solo lo vimos de lejos. Estaba el cielo totalmente nublado y cuando apareció él, un pedacito de nube se abrió y dejó pasar un rayo del sol que le daba justo a él, parado en la puerta, como un tubo de luz direccionado. Eso fue impactante”, empezó mencionando Macarena, quien también trabajó arduamente en la creación del retablo.

“Estaba el cielo totalmente nublado y cuando apareció él, un pedacito de nube se abrió y dejó pasar un rayo del sol que le daba justo a él, parado en la puerta, como un tubo de luz direccionado. Eso fue impactante”
Macarena Ruiz, hija de Koki Ruiz

Luego de salir del aeropuerto, Macarena y su equipo siguieron los rastros del Papa, siempre con la esperanza de al menos poder estar más cerca de él. “Recuerdo que caminamos vestidos de albirroja hasta el Palacio para poder conocerlo, no pudimos esa noche, igual fue hermosa la experiencia, porque la gente que estaba al costado de las vallas por donde pasó el Papa, le demostraba a mi papá su agradecimiento por hacer retablo”, agregó.

La bendición de haber estrechado las manos de Francisco
Tras nunca perder la esperanza, Macarena, su hermana y su papá, al fin tendrían la dicha de saludar a Francisco. “La mañana de la misa (en Ñu Guasu) nos dijeron que íbamos a poder verlo, pero tampoco pasó. Sin embargo, esa noche, antes de subirse al avión y regresar, nos recibió en el aeropuerto. A mi papá le dijo ‘que inmenso trabajo el que hicieron’. Eso le quedó como frase a mi papá; a mí me pasó la mano y recuerdo que fue un apretón muy suavecito y muy dulce”, recordó.

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Finalmente, la entrevistada mencionó a Koki, y lo importante que fue en la vida del mismo, haber realizado un trabajo para el Papa. “Todo lo que hizo como artista y persona, las decisiones que tomó en la vida, fueron para poder hacer este tipo de arte, y la visita del Papa le dio esa oportunidad”, terminó diciendo.

Una obra de arte hecha por manos paraguayas
Aquel retablo, hecha especialmente para la misa central del Papa en Paraguay, fue hecha con 40.000 espigas de maíz, 200.000 cocos y 1.000 calabazas. Tuvieron participación más de 50 personas, una base de 40 metros de ancho y una altura de 17 metros, con imagen de los santos paraguayos: San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola.