Esta leve subida refleja una tendencia sostenida de alza en los precios de productos y servicios, que ha llevado a la inflación acumulada en lo que va del año al 2,9%, superior al 2,5% registrado en el mismo periodo de 2023.
Conversamos sobre este fenómeno con el economista Víctor Raúl Benítez, quien destaca que, aunque el BCP asegura que hay “mucho dinero en circulación”, la realidad es más compleja. “No es que haya mucho dinero, lo que sucede es que la oferta de productos nacionales es limitada, lo que genera desbalances entre la demanda y la disponibilidad de mercadería”, explica. Según Benítez, la inflación se debe en gran medida a la escasez de productos de producción nacional, lo que obliga al país a depender de bienes importados, que suelen ser más costosos.
El economista enfatiza la necesidad de aumentar la producción nacional como una solución al problema de fondo.
“El Estado debe invertir más en la agricultura familiar, en infraestructura como invernaderos para aumentar la producción de alimentos como el tomate, por ejemplo“
“Sin embargo, actualmente el presupuesto destinado a la agricultura familiar es de apenas 350 mil dólares por año, una cifra irrisoria para enfrentar los desafíos del sector”, puntualiza Benítez.
Uno de los aspectos más alarmantes que Benítez resalta es la volatilidad económica que enfrentan muchos trabajadores informales, como albañiles y empleados de plataformas. “Estos trabajadores tienen ingresos variables; a veces ganan más, otras veces menos. Esa volatilidad contribuye a la sensación de que todo está subiendo de precio rápidamente, cuando en realidad lo que ocurre es que los ingresos son inestables”, detalla el economista. Ante este panorama, sugiere la necesidad de construir una economía más estable, que no dependa tanto de las fluctuaciones en los ingresos de sectores vulnerables.
En cuanto a los productos y servicios que han experimentado incrementos de precios, se destacan los bienes durables de origen importado, como automóviles, equipos electrónicos y electrodomésticos. Además, los servicios de cuidado personal, comidas en restaurantes, alojamiento en hoteles, alquileres y servicios de salud también han registrado subas. Según el BCP, el encarecimiento de la carne vacuna, uno de los productos más consumidos en el país, se debe al menor ritmo de faenamiento en agosto, lo que redujo la oferta y elevó los precios.
Por otro lado, hubo disminuciones en los precios de hortalizas, tubérculos, productos lácteos, azúcar y carne de aves, lo que proporcionó un leve alivio a los consumidores. Sin embargo, las subidas en productos esenciales como panificados, pastas, café y yerba mate siguen impactando el bolsillo de las familias paraguayas.