La localidad no cuenta con un cuerpo de bomberos voluntarios, lo que ha obligado a los vecinos a organizarse para enfrentar las llamas. “Al enterarme, tiré una alerta a los vecinos para que puedan ayudar, gracias a la vecindad estamos pudiendo sofocar”, expresó Moisés Recalde, intendente de la ciudad.
El fuego, que afecta principalmente a campos naturales cercanos, generó gran preocupación entre los habitantes, quienes, armados con baldes de agua, improvisaron un esfuerzo colectivo para evitar que las llamas se propaguen aún más. La situación es crítica, ya que la única fuente de agua disponible es la cisterna de la Gobernación, y parte de las reservas de agua potable de la ciudad se está utilizando para contener el avance del incendio.
El bombero José Ramírez, quien se encuentra colaborando en la zona, advirtió que aún persisten varios focos de incendio, y que están haciendo todo lo posible para evitar que los lotes afectados se unan, lo que agravaría la situación.
“Nos estamos organizando por cuadrillas, ya que no podemos ingresar con vehículos a varias zonas debido a la intensidad del fuego”
Este incendio es parte de una serie de siniestros forestales que continúan devastando amplias áreas del Chaco paraguayo. Entre el 1 y el 5 de agosto, unas 50.000 hectáreas de tierras fueron arrasadas por el fuego, y este miércoles se desató nuevamente un incendio de gran magnitud, elevando la preocupación en la región.
Las autoridades locales y los pobladores siguen luchando contra las llamas, mientras se espera la llegada de más recursos para poder controlar la situación y evitar que el fuego se extienda aún más en el vasto territorio chaqueño.