Durante las vacaciones escolares es común observar ciertos desórdenes en la alimentación de los niños, especialmente debido a la ruptura de las rutinas diarias, lo que a su vez, implica ciertos riesgos en la salud, como lo explica Irina Aponte, nutricionista especialista en sobrepeso y obesidad.
Efectos negativos de una mala alimentación en niños
“Entre los problemas más frecuentes se encuentran el aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados, como snacks, golosinas y bebidas azucaradas. También se observa un mayor consumo de alimentos frente a las pantallas, lo que puede contribuir a la sobrealimentación y a la elección de opciones menos saludables”, comentó la profesional.
La misma, además agrega que “ganar peso de manera descontrolada puede interferir en el desarrollo físico y emocional de los niños, afectando su autoestima y favoreciendo la aparición de trastornos metabólicos a edades tempranas.”
Correcta planificación
Por otra parte, Selba Montanía, especialista en microbiota instestinal, menciona que se puede asegurar una correcta nutrición en niños, durante los casi tres meses sin actividad escolar.
“Mantener una buena nutrición durante las vacaciones de verano es posible con planificación y hábitos saludables. Es importante mantener horarios regulares de comida, ofrecer una variedad de alimentos frescos, fomentar la hidratación adecuada y evitar los excesos de alimentos ultraprocesados. Además, la actividad física debe ser parte integral de la rutina diaria, lo que también ayudará a mantener un equilibrio general en la salud de los niños”.
“Mantener una buena nutrición durante las vacaciones de verano es posible con planificación y hábitos saludables”
Algunos consejos para aprovechar esta temporada y fomentar una buena salud digestiva.
-Aumentar frutas y verduras frescas: Estos alimentos son ricos en fibra, que es esencial para el buen funcionamiento de la microbiota intestinal. Algunas frutas y verduras que se pueden ofrecer a los niños son sandía, melón, manzanas, peras, uvas.
-Verduras: tomate, pepino, brócoli, lechuga, etc.
-Incluir alimentos fermentados como yogur natural
-Consumir alimentos prebióticos como legumbres (poroto, garbanzos, poroto manteca)
-Frutos secos y semillas (almendras, nueces, semilla de chía) se puede preparar con yogur natural y chía previamente hidratada.
-Hidratarse bien con agua y jugo natural: La hidratación es clave para mejorar la salud digestiva, especialmente en el verano, cuando el calor puede deshidratar a los niños.
-Jugos naturales de frutas (sin azúcares añadidos), como jugo de naranja, piña.
-Mantener horarios regulares: Aunque durante las vacaciones hay más flexibilidad, es importante tratar de mantener horarios regulares para las comidas. El desayuno, almuerzo y cena deben seguir un patrón similar al de cuando hay escuela, para evitar alteraciones en el metabolismo. Esto ayudará a los niños a evitar picoteos innecesarios entre comidas.
“Es clave evitar el uso de alimentos como recompensa o castigo, ya que esto puede generar una mala relación con la comida”
Limitaciones que llevarán a unas vacaciones saludables
-Limitar el consumo de azúcares y ultraprocesados: El verano a menudo trae consigo tentaciones como helados, golosinas y bebidas azucarados. Aunque no es necesario eliminarlos por completo, es importante limitarlos.
-Evitar el exceso de alimentos procesados: Los alimentos ultraprocesados (como galletas, frituras y comida rápida) pueden alterar la microbiota intestinal y promover un aumento de bacterias perjudiciales. Intenta preparar comidas caseras, frescas y balanceadas.
Recetas divertidas y horarios regulares
Selba Montanía recomienda además preparar recetas divertidas. “El verano es ideal para preparar comidas frescas y divertidas que los niños disfruten como smoothies con frutas, yogur natural y un toque de semillas. Ensaladas coloridas con una base de hojas verdes, frutas, vegetales y proteínas magras. Brochetas de frutas frescas o de verduras asadas”.
Finalmente, la licenciada Aponte termina mencionando un punto muy importante. “Se debe fomentar en casa un ambiente de confianza donde los niños se sientan cómodos para expresar sus emociones y necesidades. También es clave evitar el uso de alimentos como recompensa o castigo, ya que esto puede generar una mala relación con la comida”.