Aunque se tiende a pensar que las vacaciones son tiempos de relajación para nuestros hijos, realmente, lo que en los últimos años se viene dando y mucho, en niños y adolescentes, es que en dicho periodo ingresan a una fase de tensión y estrés, ya sea por aburrimiento y otras razones, lo que puede interferir en la salud, el bienestar y el funcionamiento del cerebro de los mismos.
Lo primordial, será que los padres puedan gestionar las emociones de los chicos, de modo a que disfruten la etapa. Melissa Sánchez, psicóloga infantil, explicó la manera en la que se puede realizar dicha gestión.
Detonantes del estrés vacacional
“Durante este periodo (de vacaciones), los chicos suelen estar cargadas de expectativas familiares (viajes, reuniones, actividades) que pueden generar presión. Si sienten que no cumplen con estas expectativas o no disfrutan como ‘se espera’, puede surgir frustración o estrés”, empezó comentando.
Por otro lado, la misma explicó que durante este periodo, también se da que las familias suelen pasar más tiempo juntas, lo que puede intensificar tensiones preexistentes o generar conflictos si hay dificultades de comunicación.
Otro punto importante de tocar, son las redes sociales. “En la era de las redes sociales y tecnología, en particular los adolescentes, pueden compararse con sus pares viendo cómo ‘deberían’ estar disfrutando las vacaciones. Esto puede causar inseguridad, frustración o incluso un sentido de insuficiencia que luego los puede poner más irritables incluso”, añadió.
Algunas herramientas útiles para ayudar a niños y adolescentes a gestionar sus emociones y conductas
-Usar ejercicios de atención, como describir lo que ven, escuchan o sienten en el momento presente.
* Ejemplo: Durante una caminata, o visita a la plaza invítalos a observar colores, sonidos y texturas, y luego compartir juntos lo observado, para conectarse con el presente.
-Ayuda al niño o adolescente a identificar y nombrar sus emociones sin juzgarlas, esto ayuda a una mejor gestión de ellas.
* Ejemplo: “Parece que estás molesto. ¿Quieres contarme qué pasó? Usa dibujos, colores o metáforas para que expresen cómo se sienten en el caso que los niños lo quieran, hacerlo verbalmente también se puede solo que el adulto debe estar presente, es decir sin celular ni apuros.
-Explica que es normal alternar entre el deseo de estar con otros y la necesidad de tiempo a solas.
* Ejemplo: Si sienten frustración después de un día lleno de actividades, brindarles espacio para recargar energías.
“Durante este periodo (de vacaciones), los chicos suelen estar cargadas de expectativas familiares (viajes, reuniones, actividades) que pueden generar presión”
-Utiliza actividades como el dibujo, la música o el juego simbólico para canalizar emociones difíciles.
* Ejemplo: Crear una “caja de vacaciones” donde depositen dibujos, notas o recuerdos de vacaciones.
-Ayúdales a entender que, aunque no controlen las situaciones externas, sí pueden elegir cómo responder a ellas.
* Ejemplo: “Sé que te sentiste frustrado cuando tu amigo no quiso jugar. ¿Qué podrías hacer la próxima vez?”
-Las rutinas brindan estabilidad y conexión emocional.
* Ejemplo: Una charla nocturna sobre lo mejor y lo más desafiante del día fomenta la comunicación y refuerza vínculos.
-Durante las vacaciones, puede haber cambios en las reglas, pero es importante mantener un marco claro para que se sientan seguros, establecer los límites y evitar dobles mensajes.
* Ejemplo: “Hoy puedes acostarte un poco más tarde, pero mañana volvemos a la rutina”.
Las tecnologías
La profesional, se refirió además al uso de la tecnología, ya sea mediante computadoras o celulares. “Limitar la utilización y verificar todo el consumo que los niños y adolescentes hacen, a modo de que estén seguros, y optar por actividades lúdicas, salir con algún adulto responsable, que fomenten vínculos y la comunicación asertiva”.
Estas estrategias no solo ayudarán a los niños y adolescentes a gestionar sus emociones, sino que también fortalecen su capacidad de autoexploración, conexión y bienestar general.