Sabrina Hrisuk Trussi, médica psiquiatra, fue clara al explicar que, para evitar que los hijos tengan contacto con las drogas en el entorno escolar, es esencial que los padres mantengan una comunicación abierta con ellos, explicando de manera clara y honesta los riesgos y consecuencias del consumo de sustancias, siempre adaptando la información a su edad.
Además, aseguró que “es fundamental fortalecer la autoestima de los hijos y enseñarles a tomar decisiones seguras, lo que les permitirá resistir la presión de sus compañeros”.
¿Cómo hablarles del tema?
-Elegir un momento tranquilo y sin distracciones para iniciar la conversación.
-El mensaje debe adaptarse a la edad del niño o adolescente: Mientras que con los más pequeños basta con hablar sobre la importancia de cuidar el cuerpo, con los adolescentes es necesario profundizar en los efectos específicos de las drogas.
-Involucrar a los hijos en el diálogo, escuchando sus opiniones y haciendo preguntas para entender qué saben sobre el tema.
-Enfocarse en las consecuencias del consumo, tanto en la salud como en su vida académica, relaciones y futuro, y ofrecer estrategias para manejar la presión de grupo y decir “no” de manera respetuosa pero firme.
¿Cómo realizar controles?
El control sobre el posible contacto de los hijos con las drogas debe equilibrar la supervisión responsable con el respeto a su privacidad y autonomía.
“Es importante estar involucrado en la vida escolar y conocer las actividades extracurriculares de los hijos, manteniendo una comunicación abierta con los adultos responsables. También es crucial establecer reglas claras sobre el uso de dispositivos y redes sociales, utilizando herramientas de control parental si es necesario, y conocer a sus amigos y sus familias para entender mejor su entorno social”.
Establecer límites claros y supervisar en qué gastan su dinero también podrá ayudar a detectar señales de alerta, como gastos inexplicables. Además, es esencial estar atentos a cambios bruscos en su comportamiento, que podrían indicar problemas, y abordarlos con sensibilidad.
¿Qué herramientas pueden ayudar?
Los padres cuentan con diversas herramientas para supervisar y guiar a sus hijos en la prevención del consumo de drogas.
Las aplicaciones de control parental, como Qustodio, Family Link de Google y Bark, permiten monitorear el uso de dispositivos electrónicos, controlar el tiempo de pantalla y supervisar el contenido en Internet, alertando sobre comportamientos preocupantes.
“Hay libros y guías diseñados para apoyar a los padres en la comunicación sobre temas como el consumo de drogas”.
¿Por qué muchos caen?
Para la profesional, muchos jóvenes caen en el consumo de drogas debido a una combinación de factores como “la presión social, la curiosidad, el deseo de experimentar y, en algunos casos, la búsqueda de escape ante problemas emocionales”.
“Durante la adolescencia, el deseo de ser aceptado es muy fuerte, lo que puede llevar a los jóvenes a consumir drogas para encajar en un grupo o para no sentirse diferentes”, añadió. Además, la curiosidad natural de esta etapa y la falta de información adecuada sobre los peligros del consumo de drogas.
“Durante la adolescencia, el deseo de ser aceptado es muy fuerte, lo que puede llevar a los jóvenes a consumir drogas para encajar en un grupo o para no sentirse diferentes”
El impacto negativo de las sustancias prohibidas
Las sustancias psicoactivas, como las drogas, producen en los jóvenes efectos inmediatos en el cerebro y el cuerpo, que pueden ser placenteros en el momento pero peligrosamente dañinos a largo plazo.
“Muchas drogas, como los estimulantes y opiáceos, generan sensaciones de placer y euforia que pueden llevar al consumo repetido. Además, sustancias como el cannabis o los alucinógenos alteran la percepción y el juicio, lo que puede resultar en comportamientos de riesgo”, comentó además la médica.
A largo plazo, el consumo de drogas puede llevar a la dependencia y adicción. Esto, junto con el daño cerebral que pueden causar, como problemas de memoria, aprendizaje y control emocional, crea un impacto severo en la salud mental, exacerbando trastornos como la depresión y la ansiedad.
“En el cuerpo, las drogas pueden dañar órganos vitales como el corazón, los pulmones, el hígado y los riñones, además de debilitar el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a enfermedades. Uno de los mayores riesgos es la sobredosis, que puede resultar en daño cerebral irreversible o muerte”.
“En resumen, es crucial que comprendan estos riesgos y cuenten con el apoyo necesario para evitar el consumo o buscar ayuda si ya están involucrados”, finalizó.