Según la Dra. Sofía Maldonado, directora del Programa Nacional Ocular, la exposición a la baja calidad del aire puede desencadenar diversas afecciones oculares, siendo las más comunes la sequedad, la irritación y la conjuntivitis.
“La contaminación, especialmente cuando hay partículas suspendidas en el aire, como el humo de incendios, afecta directamente a la superficie ocular. Esto provoca síntomas como ardor, enrojecimiento, hinchazón de los párpados y en muchos casos, conjuntivitis”, explicó la Dra. Maldonado.
Medidas preventivas recomendadas
Los oftalmólogos recomiendan una serie de cuidados simples pero efectivos para evitar que la exposición al aire contaminado afecte gravemente los ojos. Entre las principales recomendaciones destacan el uso de compresas de agua fría y evitar frotarse los ojos cuando se está al aire libre, ya que esto podría empeorar las molestias.
“Las compresas frías ayudan a reducir la inflamación y el ardor. También recomendamos el uso de lágrimas artificiales para mantener los ojos lubricados y calmar la sequedad provocada por la contaminación”, añadió Maldonado. Las lágrimas artificiales, de venta libre, son uno de los pocos productos que los especialistas sugieren usar sin prescripción médica, ya que su composición es inofensiva y de uso seguro.
Sin embargo, la doctora fue enfática en la necesidad de evitar la automedicación. “Muchas personas recurren a gotas con corticoides u otros medicamentos sin consultar a un profesional. Esto puede ser muy peligroso, ya que estos productos pueden agravar ciertas condiciones o incluso generar complicaciones graves. Si no se ven mejoras tras aplicar las medidas básicas, como el uso de compresas frías y lágrimas artificiales, se debe consultar a un oftalmólogo lo antes posible”, advirtió.
Afecciones preexistentes y exposición prolongada
Para quienes ya padecen afecciones oculares, como la conjuntivitis alérgica o el síndrome de ojo seco, las medidas de precaución deben extremarse. Maldonado subrayó la importancia de limitar al mínimo la exposición al aire libre, especialmente en días con alta presencia de humo o partículas contaminantes. “Estas personas son más susceptibles a empeorar sus condiciones, por lo que deben evitar la exposición prolongada y, si es necesario salir, deben usar lentes de sol o lentes de protección”, recomendó.
Además, aquellos que se encuentren en áreas afectadas por incendios o cerca de zonas de extinción de fuego deben tomar precauciones adicionales. “El uso de lentes protectores es vital para quienes están expuestos directamente al humo. También sugerimos no utilizar lentes de contacto en estos ambientes, ya que tienden a retener partículas que agravan la irritación ocular”, aconsejó la directora del Programa Nacional Ocular.
En caso de síntomas
En situaciones donde ya se presentan síntomas como ardor, enrojecimiento o inflamación, la Dra. Maldonado recomendó lavar los ojos con agua limpia y aplicar las mencionadas compresas frías. Además, insistió en que frotarse los ojos debe evitarse a toda costa, ya que esto puede empeorar la irritación o provocar infecciones adicionales. Si los síntomas persisten por más de 24 a 48 horas, es fundamental acudir a un servicio de salud para una evaluación adecuada.