“Mediante redes subterráneas y señales químicas en el aire, los árboles logran defenderse y mantener un entorno favorable para su desarrollo”, explica el biólogo Fernando Cubilla.
Las raíces de los árboles están conectadas por hongos microscópicos que forman una red subterránea conocida como “red micorrízica”. A través de este sistema, pueden compartir nutrientes y alertar a otros árboles ante ataques de insectos o herbívoros. Además, en situaciones de daño, como la poda de una rama o la presencia de una plaga, los árboles emiten señales electroquímicas que activan la producción de compuestos químicos para su recuperación.
Espacios verdes: aliados para la salud urbana
En las ciudades, los parques y espacios verdes desempeñan un papel esencial para mitigar los efectos negativos de la urbanización acelerada. Estas áreas no solo mejoran la calidad del aire, sino que también promueven el bienestar físico y mental de los habitantes.
Según investigaciones, el acceso a espacios verdes ayuda a reducir el estrés, aumentar las emociones positivas y mejorar la atención. Además, contribuyen a la movilidad segura y al acceso a servicios básicos para poblaciones vulnerables, como mujeres, niños y personas mayores.
Reducir desigualdades socioeconómicas mediante espacios verdes
El acceso desigual a áreas verdes afecta principalmente a los grupos socioeconómicamente desfavorecidos. Estos sectores son los que más se benefician de contar con espacios naturales cercanos. Incrementar la disponibilidad de zonas verdes en barrios marginados no solo mejora la calidad de vida, sino que también disminuye las brechas en salud relacionadas con ingresos, discapacidad o pertenencia a minorías.
Oportunidades en la planificación urbana
La integración de espacios verdes en la planificación urbana puede ser una solución sostenible para múltiples desafíos globales, como el cambio climático y la salud pública. Incluir la salud como prioridad en el desarrollo de áreas verdes públicas no solo mejora la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también ofrece beneficios ambientales y sociales.
Estos espacios promueven actividades al aire libre como caminar, andar en bicicleta o jugar, lo que fomenta estilos de vida más saludables y reduce los riesgos asociados a la vida sedentaria. Asimismo, contribuyen a crear ciudades más equitativas, resilientes y sostenibles.
Los espacios verdes no son un lujo, sino una necesidad esencial para construir ciudades saludables y habitables para todos.