El impacto del aborto clandestino
El aborto, aunque es ilegal en Paraguay salvo en casos donde la vida de la madre está en riesgo, representa una práctica frecuente debido a factores como la falta de educación sexual, el acceso limitado a métodos anticonceptivos y el estigma cultural y religioso. Las estadísticas muestran que, a menudo, estas muertes no son registradas directamente como consecuencia de un aborto, sino que aparecen bajo diagnósticos secundarios como hemorragias, infecciones (sepsis) o shock hipovolémico, lo que oculta la verdadera dimensión del problema.
“El miedo al juicio social y legal hace que las mujeres oculten el origen de las complicaciones que las llevaron a los hospitales”
El caso de la supuesta partera en Luque
Recientemente, el hallazgo de fetos enterrados y otras evidencias en la vivienda de Dionicia Recalde, una presunta partera que realizaba abortos clandestinos en Luque, sacó a la luz la dura realidad de esta práctica en el país.
Durante el allanamiento, la Fiscalía encontró restos de fetos, fotografías de recién nacidos fallecidos y una bebé de tres meses sin registro legal. Este caso no solo expone las condiciones precarias y peligrosas de los procedimientos clandestinos, sino también la falta de control y la impunidad que rodea estas prácticas.
Las muertes evitables y el rol del Estado
El aborto inseguro, según la OMS, es una de las principales causas de mortalidad materna en América Latina, y Paraguay no es la excepción. La falta de acceso a servicios de salud reproductiva, incluida la interrupción legal y segura del embarazo en casos excepcionales, perpetúa una cadena de desigualdad que afecta principalmente a mujeres jóvenes y de sectores vulnerables.
“Es un indicador del desarrollo humano alcanzado por un país. En Paraguay, la mayoría de estas muertes son evitables si se garantizaran condiciones seguras para las mujeres y se combatiera el estigma asociado a los derechos reproductivos”, expresó una especialista en derechos humanos.
¿Qué se puede hacer?
Frente a este panorama, la solución no solo pasa por atender las complicaciones derivadas del aborto inseguro, sino por abordar las causas estructurales que lo perpetúan:
1. Educación sexual integral para prevenir embarazos no deseados.
2. Acceso a métodos anticonceptivos para garantizar el derecho a decidir.
3. Reformas legales que permitan un debate sobre la despenalización del aborto en circunstancias específicas, priorizando la salud y la vida de las mujeres.