Tokio. EFE.- Pese a que concluyó cuando ya era madrugada en Japón, millones de personas siguieron el agónico partido por televisión (con una audiencia de más del 57 por ciento en el área metropolitana de Tokio) o en las pantallas gigantes instaladas en las principales ciudades del país.
El encuentro también se proyectó en lugares como el estadio de Saitama, en el norte de Tokio, donde unos 5.000 aficionados se reunieron para animar a su equipo pese a la lluvia torrencial que caía sobre la capital.
El mal tiempo tampoco impidió que el popular barrio de Shibuya se convirtiera de nuevo en uno de los principales puntos de encuentro de los seguidores de los “samurái blue”, muchos de ellos con banderas japonesas o con los colores de la selección.
Muchos edificios emblemáticos, como la Torre de Tokio, se iluminaron con el azul del equipo, e incluso las páginas web de varios medios nipones cambiaron por unas horas su fondo habitual por el color de la selección.
La derrota que impidió a los japoneses hacer historia cayó como un jarro de agua fría, aunque la buena actuación del equipo, considerado una de las sorpresas de Sudáfrica 2010, suscitó elogios generalizados.
En todo Tokio multitudes de aficionados salieron a la calle para para jalear y subir la moral la selección derrotada al grito de “Nippon, Nippon” (“Japón, Japón”).
El propio primer ministro japonés, Naoto Kan, emitió hoy un comunicado en el que señaló que, pese a no haber podido pasar a octavos, la selección “ha mostrado la fuerza del fútbol japonés”.
“Quiero elogiarles por su buen trabajo”, indicó el jefe del Gobierno sobre la selección que dirige Takeshi Okada.
Aunque antes del Mundial había sido objeto de críticas por su visión de juego, Okada recibió disculpas y aplausos desde el primer partido de Japón, con una avalancha de mensajes en redes sociales como Twitter alabando su labor.
“Pensaba que Japón iba a perder los tres partidos”, reconocía uno de los seguidores antes de pedir disculpas al seleccionador nacional, que ha adelantado su intención de retirarse como técnico.
En la ciudad de Osaka, pese a la derrota una treintena de personas se lanzaron al río Dotonbori, como habían hecho hasta ahora con cada victoria de los “blue”.
En Wakayama (centro de Japón), unas 400 personas se congregaron ante la casa del defensor Komano, que falló uno de los penaltis, para regalarle un contundente aplauso al finalizar el partido.
Japón sólo había llegado a octavos de final de un Mundial en 2002, pero en aquella ocasión actuaba, junto con Corea del Sur, como país anfitrión del torneo.
Y la Asociación Japonesa de Fútbol busca organizar de nuevo el Mundial en 2022, cuya sede será definida por la FIFA el próximo diciembre.